Conseguir una empresa rentable y que al mismo tiempo sea eficaz y eficiente es para el empresario como la Champions League para el aficionado al fútbol. Y, por increíble que parezca, no es concebido de la misma manera por parte de todas las personas que, al menos en España, disponen de un negocio. Muchas de esas personas consideran que ganar dinero y obtener rentabilidad es lo más importante. Y es cierto que este asunto es realmente importante. Pero obtener eficacia y eficiencia en todos los procesos es lo que conduce a ello y que lo convierte en lo más importante de todo.
En España solemos tirar por lo rápido. Preferimos decir que hay que vender más (trabajar más, en otras palabras) a analizar de qué manera podemos conseguir que cada uno de nuestros trabajadores dé lo mejor de sí y conseguir de esa manera que crezca su productividad. Normalmente el empresario español suele optar por la reprimenda si eso no ocurre, algo que está justificado, qué duda cabe. Pero, ¿por qué no hacemos autocrítica y vemos en qué podemos estar fallando nosotros también? No se trata de buscar culpables, sino de hallar soluciones.
Tradicionalmente, ha sido bastante complicado encontrar estas soluciones. Lo mejor que podíamos hacer era atender a la teoría de alguno de los economistas de la empresa más importantes de todos los tiempos a través de algún libro. Pero ahora tenemos un elemento que es realmente poderoso y que nos puede permitir que los resultados sean todavía mejores que si atendiéramos a esos libros. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de una cuestión como Internet.
Todo lo relacionado con el mundo online nos ha dado la posibilidad de encontrar una manera de analizar los diferentes procesos de nuestro negocio y de conseguir mejorar los aspectos en los que esos procesos resultan deficientes. Los profesionales de una entidad como Q-Bo se encuentran especializados en esta materia y manifiestan estar preocupados a causa del escaso poder y atención que le prestan buena parte de los empresarios a este tipo de herramientas, que resultan de un interés tremendo en otros países de nuestro entorno.
Quizá sea este uno de los motivos que expliquen por qué España no está entre los 25 países más innovadores del mundo. Naciones como la República Checa o Hungría están mucho más avanzadas que nosotros en este sentido (aunque, curiosamente, en España solemos pensar que esto es imposible). Es lo que dice un artículo publicado en El Confidencial, que, además, en su mismo titular apunta que a nuestro país ni siquiera se le espera en ese listado de los 25 países más innovadores del mundo. Un país como el nuestro, ciertamente, merece una posición más alta.
La consecuencia: la continua desaparición de empresas en España
Todo lo que hemos venido comentando en los párrafos anteriores tiene una consecuencia que es clara, evidente y lógica: la desaparición de empresas de manera constante en nuestro país. Un informe publicado en la página web oficial de la EAE Business School así lo pone de manifiesto, incidiendo en que cada año desaparecen más de 5.000 empresas en España. Como mínimo, 5.000 personas que se quedan en la calle al año. Y eso teniendo la gran fortuna (que ya os adelantamos que es imposible) de que la empresa esté constituida por una sola persona.
Todo lo que hemos venido diciendo y criticando a lo largo de este escrito es algo que debe ser tenido en cuenta tanto para empresas que son de pequeño o mediano tamaño como para empresas de gran amplitud. Nadie está exento de mejorar sus procesos y de tratar de dotarles de una mayor eficiencia y eficacia. Si no somos capaces de hacerlo, los problemas vendrán más pronto que tarde. Y lo harán derribando cualquier objetivo que tengamos en mente. Que a nadie le quepa duda alguna al respecto.
El desarrollo de la tecnología, de la informática y de Internet ha puesto en nuestra mano todo un abanico de herramientas que tenemos que aprender a utilizar y que juegan a favor de nuestra propia entidad e intereses. No adaptarse a esas herramientas tiene un precio bastante más alto que el que tiene adquirirlas. Es una cuestión de elección. Si queremos mejorar y tener más opciones de negocio en el futuro, está claro qué hay que tener en cuenta y por qué hay que apostar. En el caso de que nuestra elección sea la contraria, el destino de nuestra entidad estará escrito.