La vivencia que estamos teniendo este año con el COovid19 es nueva para todos y por eso somos muchos los que vamos “probando” cosas aquí y allá hasta dar con la clave de lo que realmente necesitamos o debemos hacer. A veces lo comparo un poco con la situación vivida por muchos Gobiernos: no sabían a qué se enfrentaban ni cómo debían hacerlo lo que les ha obligado a actuar sobre la marcha, haciendo reglas y luego cambiándolas en pro de un resultado final mejor con el único objetivo de conseguir los mayores beneficios de cada actuación, en todos los sentidos. Pues bien, muchos empresarios ahora se sienten igual, incluido yo misma.
La situación económica no es buena, eso lo sabemos todos, pero lo peor es que no sabemos si va a mejorar o empeorar de ahora en adelante. A lo mejor soy demasiado positiva al respecto pero creo firmemente que si no hay rebrotes, si conseguimos salir de esto, la economía mejorará de cara a 2021. Y aunque algunos sectores se resientan más que otros, todo irá a mejor.
Ahora bien, si como algunos expertos vaticinan este otoño va a ser complicado con el Covid19, es posible que nos veamos de nuevo encerrados en casa. Tal vez no haga ni falta que se declare el Estado de Alarma de nuevo para poder limitar la movilidad, de hecho creo que no podrían volver a declararlo porque el apoyo del parlamento a esta medida se ha ido perdiendo conforme pasaban las semanas, provocando así la desunión de los políticos. Que no es que antes estuvieran unidos ni mucho menos, pero sí es lo que muchos esperábamos en esta situación tan crítica.
Lo importante es que si ese rebrote viene en otoño y la mayoría de nosotros cerramos las puertas para evitar el mayor contacto posible con nuestros vecinos e intentar para de nuevo una posible curva, entonces la economía caerá aún más, algo que espero no tengamos que ver pero que aún está ahí, plausible.
Internet, la clave
Tanto si ocurre como si no, hoy por hoy ya podemos analizar un poco la situación actual para comprobar cómo hemos respondido comercialmente ante esta catástrofe y lo que yo veo, como profesional del mundo online, es que Internet es la clave del éxito.
Son varios los sectores que se han lucrado, algunos sanitarios por supuesto, otros fabricantes de determinados productos higiénicos y de protección sanitaria, y también quienes han modificado su producción para fabricar productos necesarios postcovid como las mamparas de PVC y otros materiales que ahora se colocan en todos los comercios para separar a los dependientes del resto del público, pero ¿y qué ha pasado con el resto de compras que todos hacíamos normalmente? Pues muchas han caído, la mayoría, pero en el sector donde menos han caído esas compras es en el comercio online.
Las tiendas online con visibilidad en Internet han seguido vendiendo de todo, desde alimentación hasta cualquier otro producto que hayamos podido necesitar. Yo misma compraba los potitos de mi hija a capazos en Amazon pero también he adquirido otros productos online porque me parecía la mejor forma de comprar en esta situación, tales como cremas del pañal, chupetes y calzado infantil. Pero no todo iba a ser para la peque, también me he tenido que comprar un móvil durante el confinamiento porque el viejo se rompió, he comprado material de papelería que necesitaba para poder teletrabajar en condiciones e incluso he comprado un juego de sartenes cansada ya de no poder hacer una tortilla de patatas en condiciones porque todas se pegaban.
Son cosas banales, a las que en el día a día no das importancia, pero que he tenido que adquirir durante este tiempo y que, obviamente, he comprado online.
Lógicamente Amazon es el rey de las compras online, pero cada vez son más los usuarios que deciden no clickar directamente en sus productos y comprar precios en otras tiendas online, por lo que quienes tenían una web en condiciones, bien posicionada, y con métodos de pago seguro tipo paypal, ha conseguido mantener cierto nivel de ventas, el necesario para sobrevivir.
Así que, pensando en algo más grande, ¿por qué no crear una versión de tienda online para cada país o, al menos, para ciertos países donde sepamos que puede haber venta de nuestros productos?
Me he puesto en contacto con Eikatrad, una empresa de traducción jurada que conozco desde hace años y que sé de buena tinta que trabajan muchos idiomas. Tienen traductor jurado oficial de francés, traductor jurado oficial en ruso, traductor jurado oficial en portugués, inglés, italiano… y como son traductor jurado también pueden encargarse de traducir toda la documentación que sea necesaria.
¿Y por qué he hecho eso? Preguntaréis, pues porque sé que ellos podrían traducir una web, completamente, a tantos idiomas como deseemos por lo que sería interesante buscar algún tipo de colaboración con ellos con el fin de ofrecer a mis clientes la opción de crear y traducir sus tiendas online para que puedan vender productos en Inglaterra, Francia, Grecia, Portugal o donde ellos prefieran.
El objetivo de todo esto sería que, si en España ganaban 50, vendiendo en 5 países ganen 70 (sabemos que vender fuera siempre es más complicado) y, por lo tanto, esos 20 de más que consiguen sea el suficiente beneficio como para seguir a flote, haya rebrotes o no.
Pero, lógicamente hay que hacer una inversión previa, tanto en traducir las webs como en ponerlas en marcha ¿Verdad? Por supuesto que sí, pero si el diseño es bueno y ya está creado para la tienda online en castellano, realmente adquirir otro dominio donde subir la versión en inglés costaría una media de 15 euros al año, yo podría cobrarles unos 200 euros en subirla, y la traducción, que sí sería más cara, podríamos sacarla por 500 euros más o menos. Hablamos, por ende, de una inversión inferior a 1000 euros por país, algo que, aunque es dinero, es nimio en comparación a lo que podría costar abrir una segunda o tercera tienda física en la misma ciudad en la que ya tienes la primera, así que imaginémonos lo que sería en otro país.
Voy a apostar por esta idea, tanto para mi negocio como para ofrecérselo a mis clientes de diseño web, porque de verdad creo que en un 80% de los casos puede salir bien, siempre y cuando el producto sea vendible, por supuesto.
Además, no se trata de “vender la moto” asegurando a los empresarios que van a obtener grandes beneficios sino más bien de decirles que van a poder amortiguar esa inversión previa que harán en poco tiempo y que, a partir de ahí, podrán ganar algo más, lo básico para poder seguir subsistiendo pase lo que pase en el mundo físico ya que, por ahora, el coronavirus que nos está jodiendo el 2020 no afecta al mundo online.