Higiene en la ropa de trabajo

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La pandemia del COVID-19 puso de manifiesto la importancia de la limpieza y la higiene. Algunas de las acciones que realizábamos para evitar la propagación del virus tenían carácter higiénico, como desinfectarse las manos frecuentemente con gel hidroalcohólico. En ciertos sectores industriales ya se partía de ello. Sanidad, industria química, industria alimentaria. Además de las instalaciones, se atiende en especial a la higiene en la ropa de trabajo. No es porque vayan a transmitir un virus, sino porque ciertas sustancias perniciosas para la salud permanecen en las prendas que se han utilizado. En ciertos sectores, la limpieza de la ropa requiere un tratamiento especial.

Durante la pandemia se llegó a constatar que el coronavirus permanecía en la ropa uno o dos días. Por eso los profesionales sanitarios debían ir protegidos por equipos de seguridad, los famosos EPI, de manera que su cuerpo y su ropa no entrara en contacto con el virus. La permanencia en los tejidos textiles no es una característica exclusiva del COVID. Otros virus se adhieren a la ropa convirtiéndola en un medio de contagio, este es el caso de los estafilococos, el virus del E-COLI, el oncovirus y la salmonela. Lavar la ropa en la lavadora de casa no asegura su eliminación. En ocasiones se propaga a las otras prendas por la rotación del tambor.

Se sabe que diversas sustancias químicas como pesticidas, insecticidas, metales pesados, colorantes químicos, ácidos… que se emplean en ciertos trabajos se adhieren a la ropa, pudiendo ser perniciosos para la salud. El trabajador debe cambiarse con frecuencia el uniforme. La desinfección de la ropa utilizada en estos casos debe hacerse de una manera industrial, de lo contrario no se garantiza la eliminación de estas sustancias. Algunos sectores productivos son especialmente sensibles a este fenómeno.

Sanidad y farmacia.

Los centros sanitarios concentran una tremenda cantidad de bacterias y virus. La entrada y salida de personas enfermas, tanto en los hospitales como en los centros de atención primaria, dejan un rastro de agentes infecciosos. La limpieza en estos centros es exhaustiva. El personal sanitario que está en contacto con los pacientes está expuesto a múltiples riesgos para su salud. Va moviéndose entre personas con diferentes patologías y en distintos grados de desarrollo. Algunos tratamientos hacen que el enfermo vaya expulsando elementos patógenos de su cuerpo hacia el exterior. Estos microorganismos pueden ir a parar a la ropa del personal. Tanto la ropa de trabajo, como la ropa de cama y las toallas, son enviadas a lavanderías industriales para su limpieza y desinfección. Es necesario cuidar la salud de los sanitarios para que puedan seguir cuidándonos a los demás.

Los laboratorios de análisis clínicos efectúan investigaciones sobre muestras infectadas. No solo de pacientes enfermos que padezcan alguna enfermedad contagiosa. Analizan aguas contaminadas, productos que contienen sustancias perjudiciales, emplean reactivos químicos. Para realizar el trabajo utilizan medidas de seguridad (guantes, mascarillas, gafas) y siguen exhaustivos protocolos de actuación, pero esto no impide que algunos elementos se depositen en su ropa de trabajo. La limpieza de la misma forma parte de las medidas de seguridad e higiene en el laboratorio. Con ello también se evita que algunos análisis se puedan contaminar con muestras de otros estudios, dando lugar a conclusiones incorrectas.

En la industria farmacéutica se utilizan productos y sustancias, que si bien una vez elaborados curan determinadas enfermedades, por separado o en personas sanas, pueden causar daños. Todo el trabajo en este sector se realiza en un entorno higiénico y desinfectado, desde las instalaciones, el instrumental, las herramientas, y desde luego, la ropa de las personas que trabajan en la planta.

Industria Química.

La industria química es uno de los sectores que sigue un protocolo de seguridad más estricto. Un error en la manipulación de los productos ocasiona reacciones de efectos indeseados: explosiones, infiltraciones, fugas, contaminación. El peligro proviene de los materiales con los que se trabaja, que implican graves riesgos para la salud.

Por ejemplo, el ácido clorhídrico, que se emplea para producir PVC, en contacto con la piel produce quemaduras de primer y segundo grado. Su inhalación accidental abrasa las mucosas de la nariz y de la garganta. Otras sustancias corrosivas utilizadas en la industria son el ácido sulfúrico, empleado en la fabricación de fertilizantes, en las refinerías de petróleo y en la obtención de hierro; y el ácido nítrico, utilizado en la producción de fertilizantes y explosivos.

Productos irritantes que se emplean en la industria química son el amoniaco, el cloro, la acetona, la sosa cáustica, el aguarrás, el dióxido de nitrógeno, etc.  Estas sustancias generan una reacción alérgica en la piel a su contacto, así como inflamaciones en las mucosas y los órganos respiratorios. A mayor nivel de concentración de la sustancia, más peligros entraña para la salud de quién los manipula.

Es inevitable que siempre queden pequeños restos de sustancias químicas en la ropa de trabajo. Estos se pueden transferir a otras superficies. Aunque sea en pequeñas cantidades, son un elemento de contaminación ambiental.

Industria alimentaria y centros agropecuarios.

En la producción de alimentos se efectúa un control detallado de la higiene. Instalaciones, utensilios y maquinaria deben estar limpios y esterilizados en todo momento. Los alimentos procesados pueden ser una fuente de transmisión de virus, bacterias, hongos y parásitos. Los casos de infección alimentaria propagan la enfermedad entre los consumidores, llegando a alcanzar dimensiones incontrolables.

Para evitarlos, en las plantas de procesado, se realiza una sucesión de acciones higiénicas. Se comienza por la limpieza de la materia prima, empleando principalmente agua. Se realiza de manera natural y mecánica. Se procede a la desinfección, que destruye e inactiva gran parte de los microorganismos. Se continúa con la esterilización, con lo que se eliminan bacterias y esporas, sometiendo a los alimentos a una temperatura de 115 grados centígrados durante 15 minutos. Y se concluye con la inocuidad; es decir, el cumplimiento de la normativa en la presentación y empaquetado que garantiza que el alimento no producirá daños si se siguen las instrucciones de utilización. A lo largo del proceso se realizan varios controles de garantía.

En gran parte de los procesos interviene la mano del hombre. El trabajador debe llevar la indumentaria y las medidas de seguridad relacionadas con su tarea. Por las características de este sector, la ropa nunca saldrá de la fábrica, salvo para su limpieza, que se efectuará en centros especializados para evitar que se produzca ninguna contaminación.

En la agricultura moderna se emplea una gran cantidad de sustancias químicas que tienen efectos negativos en la salud humana y en el medio ambiente. Fungicidas, pesticidas, fertilizantes, abonos químicos se utilizan en las explotaciones agropecuarias. Los fungicidas, por ejemplo, contienen componentes químicos que dañan los ojos, los pulmones e irritan la piel de quien los aplica. El Ferbam, un tipo de fungicida, es conocido por causar dermatitis si entra en contacto con la piel. El Captafol, otro tipo, es perjudicial para las personas con asma.

Todos estos productos químicos permanecen durante tiempo en la ropa de trabajo, compuesta en parte por fibras vegetales. En explotaciones intensivas, como pueden ser los invernaderos, el trabajador pasa largo tiempo en contacto con ellos. En estos casos, también es recomendable la limpieza de la ropa en lavanderías industriales, lo que evita la propagación de estos productos.

Lavanderías industriales.

Para una correcta limpieza y tratamiento de la ropa de trabajo existen las lavanderías industriales, que se encargan de la limpieza de los uniformes y útiles textiles de toda la plantilla, devolviéndolos en un perfecto estado de desinfección. En su web, CLAT Gestión de ropa laboral afirma que es indispensable que la ropa disponga del nivel de calidad en la desinfección microbiológica óptimo para evitar todo tipo de riesgos y transmisiones.

Estas lavanderías recogen la ropa en los centros de trabajo, la someten a procesos de limpieza, siguiendo la normativa de seguridad e higiene de cada sector y la devuelven planchada a la empresa, para que los trabajadores la puedan seguir utilizando. Combinan las nuevas tecnologías y una maquinaria especializada con el procesamiento manual de las prendas, garantizando así un servicio de calidad.

Al trabajar con sectores especializados como el sanitario, la industria química o la industria alimentaria están comprometidas con aspectos como la inocuidad de los alimentos o los equipos de prevención médicos, realizando un trabajo muy pegado a la realidad cotidiana que se vive en estos sectores. Estas lavanderías cuentan con certificaciones estatales y europeas que atestiguan que están en condiciones de prestar el servicio que realizan, lo cual es una garantía de calidad.

Una empresa que trabaja con una lavandería de este tipo, cuenta con su apoyo en la gestión de los uniformes y la ropa laboral, una tarea importante de la que ya no tiene que preocuparse.

La higiene en la ropa de trabajo tiene gran importancia. Previene riesgos e infecciones en los trabajadores y en los consumidores de los productos o servicios de una empresa. En algunos sectores es una cuestión primordial, tan importante como los equipos de seguridad individual. Para realizar una limpieza óptima existen empresas especializadas.

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